El medio ambiente global necesita de soluciones creativas e innovadoras, soluciones que nazcan no de forma sectorializada o reduccionista, sino como fruto del diálogo entre formas diversas de conocimiento, del encuentro integrador de expertos provenientes del mundo científico y artístico.
Porque Ciencia y Arte nos interpelan hoy día acerca del modo en que afrontamos nuestro papel en el planeta y también sobre cómo ponemos en juego nuestras capacidades para descubrir e imaginar, actitudes ambas que están en la esencia del conocimiento.
Como una aportación positiva ante estos desafíos, durante los días 26 al 29 de septiembre de 2001 se celebró en el CEMACAM Torre Guil (Murcia) el Seminario Descubrir, Imaginar, Conocer: Ciencia, Arte y Medio Ambiente, organizado conjuntamente por la UNESCO, la Caja de Ahorros del Mediterráneo y el Proyecto Ecoarte.
El Seminario acogió a reconocidos expertos en los campos de medio Ambiente, la Ciencia y el Arte, con el fin de propiciar la integración transdisciplinaria de saberes, en la búsqueda de modelos de construcción y transmisión social de conocimiento que favorezcan la necesaria sostenibilidad ambiental. Se desarrolló bajo la dirección de la Dra. María Novo, e intervinieron como Coordinador y Relatora, respectivamente, el Dr. Francisco Cánovas y Dª María Rábade.
Concluídos los debates, los participantes en el Seminario adoptaron una serie de resoluciones y propuestas que, por su interés general, han decidido presentar a la sociedad bajo forma del siguiente Manifiesto:
Vivimos una situación de crisis ambiental, con fuertes problemas de desarrollo y un desigual acceso a los recursos por parte de los distintos grupos humanos. En la raíz de esta crisis se encuentran diversas concepciones propias de la Modernidad que convendría superar a través de un conocimiento ambiental que incorpore las nuevas teorías científicas sobre el conocimiento y permita la integración de distintos enfoques - ético, acenómico, ecológico, etc. para una interpretación transdisciplinaria de los problemas ambientales y para progresar en un desarrollo más sostenible.
La historia de la humanidad es la historia de sus crisis. El proceso de cambio inherente a nuestra actual situación es como un viaje: necesitamos saber a donde queremos ir. El territorio y el tiempo son elementos constitutivos del viaje, pero también es necesario un plus de imaginación, de creatividad, que nos oriente sobre nuevos caminos y nuevas maneras de andarlos, fórmulas innovadoras y elecciones más libres.
Los movimientos migratorios son una de las principales factores de cambio en nuestras sociedades, cada vez más plurales y multiculturales. Es preciso incidir en la valorización de las diferentes manifestaciones de la cultura, el reconocimiento de la diversidad étnica y la configuración de una nueva sociedad más abierta, intercultural y solidaria.
Los actuales modelos de desarrollo, promovidas esencialmente por intereses económicos y desligados con frecuencia de orientaciones éticas y culturales, crean un impacto negativo sobre el territorio y la ciudad, inciden en el deterioro de la vida rural, y favorecen la incomunicación, la aparición progresiva de islotes y áreas de marginación en el interior de las ciudades, y desequilibrios territoriales de diversa naturaleza.
Existe un aclopamiento entre el uso de los recursos y las presiones ambientales con el desarrollo; debe buscarse un desacoplamiento progresivo, hasta alcanzar un mayor desarrollo y calidad de vida con menos recursos y presiones ambientales, lo que implica una desmaterialización progresiva de la economía.
Hay que avanzar hacia nuevos modelos multifuncionales de desarrollo urbano, orientados a la consolidación de ciudades que favorezcan las relaciones interpersonales y comunitarias, y que reduzcan las presiones sobre los recursos y los impactos sobre el medio ambiente local y global.
Nos parece sumamente importante, en momentos críticos como los actuales, incidir en las ideas de sostenibilidad y calidad de vida, que aunan preocupaciones de diversa índole y nos sitúan ante opciones ecológicas pero también sociales, orientadas por el principio de equidad.
Asimismo, se hace necesario recuperar el sentido humanista de la integración de las prácticas y los saberes, en un nuevo paradigma holístico y comprehensivo, en apertura a la fusión y a la unidad de todos los elementos disociados, como modo de superación de las antinomias propias de la cultura occidental moderna.
En este proceso de cambio, el Arte y la Ciencia están llamadas a desempeñar una importante función, tanto en lo que respecta ala creación y transmisión social de modelos éticos y estéticos alternativos, como por que se refiere al compromiso de científicos y artistas en practicar una Ciencia y un Arte ligados al tiempo que les ha tocado vivir, sin tener que olvidar por ello el valor de sus orígenes.
Ciencia y Arte son dos construcciones humanas, contextuales, y sujetas a cambios históricos. Ambas operan como formas de conocimiento complementarias, que se necesitan para la interpretación del complejo entramado ambiental y los desafíos del desarrollo. Es preciso superar el clima de separación en que se desenvuelven y propiciar el encuentro fecundo entre ellas, para lograr un conocimiento ambiental integrado e integrador.
Científicos y artistas deberían aunar sus esfuerzos y mejorar su colaboración, tanto en la búsqueda de alternativas a la presente crisis ambiental como en el planteamiento de escenarios futuros de vida sostenible sobre el planeta. La deseable reconciliación Ciencia/Arte podría dar lugar a un conocimiento mestizo, enriquecido por la confluencia de ambos saberes.
Recuperar el sentido humanista de la
integración de las prácticas y los
saberes.
Se han destacado algunas ideas-clave comunes a ambos campos, el científico y el artístico, que podrían funcionar como ejes para este necesario encuentro. Destacamos las siguientes:
a. los vínculos que ligan a toda producción científica o artística con el contexto, con el autor/investigador o el autor/creador, y con el estado de la cuestión.
b. los límites, puesto que tanto el científico como el artista trabajan condicionados por límites materiales y sociohistóricos.
La Ciencia, precisamente, nace como consciencia de los límites. El Arte, en cambio, toma los vínculos como un reto a la creatividad.
c. el tiempo. En tanto el tiempo de la naturaleza se nos muestra como un tiempo armónico, el tiempo de la técnica no parece conocer pausas. Frente al tiempo acelerado que amenaza con instaurarse en la vida cotidiana, el Arte puede propiciar miradas que actúen como frenos a la prisa, que enseñen a ver o a escuchar, creen espacios para el silencio, la atención, la concentración y la reflexión.
d. la sostenibilidad, como una tendencia reequilibradora de los graves desajustes que sufren la naturaleza y la sociedad en el marco del actual sistema de producción y consumo. Probablemente sea preciso comenzar por hacer el sistema menos insostenible, para ir avanzando hacia la sostenibilidad que, si es algo, es capacidad de imaginar y construir otro mundo mejor, tarea que compromete esencialmente a científicos y artistas con su entorno.
La Ciencia y la Técnica deberían estar al servicio de la calidad de vida de todos los habitantes del planeta. Es necesario romper el desequilibrio científico-técnico existente entre el llamado Primer Mundo y los países en vías de desarrollo, con el fin de mejorar las condiciones humanas y sociales en que se desenvuelve la mayor parte de la humanidad.
Las Artes pueden contribuir, asimismo, de forma decisiva, an este proceso de mejora de la calidad de vida global, promoviendo el desarrollo de una visión crítica del mundo, impulsando la creatividad, las relaciones personales y sociales, la tolerancia y la solidaridad. Es preciso devolver a las Artes el derecho y el compromiso de ser una fuerza transformadora.
La Ciencia y el Arte deben dialogar entre sí para producir espacios interdisciplinarios de creación de opinión y de decisión, de modo que se extienda un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible, que mejore la calidad de vida de los grupos más desfavorecidos, reconduzca el mal uso de los recursos naturales y corrija la exclusión social. Para ello, se hace necesario avanzar en la realización de proyectos concretos que movilicen la cociencia ciudadana y muestren los aspectos positivos de un cambio de rumbo en la concepción global del progreso.
Es preciso trabajar en las orillas de la vida, en los lugares donde seproduce el encuentro entre distintas culturas, saberes complementarios, personas de una y orta condición, con el fin de favorecer un planeta mestizo en el que tengan cabida, de manera armónica, las diferentes concepciones y expresiones del mundo.
La calidad de vida depende, en buena mediad, del territorio y de las estrategias y técnicas de asentamiento, desplazamiento y comunicación asociadas. El espacio se está disolviendo físicamente. El tiempo técnico es un tiempo sumamente acelerado. Como artistas de la temporalidad, los músicos, los poetas, los pintores, pueden educarnos en el uso de otro tiempo y plantear ritmos alternativos que restauren las coordenadas espaciales.
La belleza y la estética pueden contribuir a la regeneración del espacio público. Sería, por ello, deseable que, en el diseño urbano y en el tratamiento de los espacios naturales, se incorporasen creaciones artísticas de calidad, así como también que muchas obras de arte saliesen de los museos y, en un proceso de pérdida del pedestal, fuesen incorporadas, aunque sea temporalmente, a los espacios públicos.
En el plano educativo, junto con los contenidos científicos es preciso revalorizar la capacidad del Arte para potenciar una mirada y una escucha más sensibles y conscientes, y para restaurar un concepto más pleno de la experiencia, lo que permite al ser humano adueñarse de su propio tiempo y del protagonismo de su vida.
Parece que una metodología oportuna podría ser aquella que, desde la Ciencia y el Arte, propusiese a las gentes, para la interpretación de los problemas, un amplio sistema de modelos y metáforas, que pudiesen actuar como puentes entre lo imaginario y lo real, contribuyendo así a la construcción social del saber.
La educación debe potenciar las múltiples posibilidades de percibir la verda y la belleza, que están sujetas a cambios y, en su negiciación personal y colectiva, rompen la polaridad sujeto-objeto.
La educación debe potenciar las múltiples posibilidades de percibir la verda y la belleza, que están sujetas a cambios y, en su negiciación personal y colectiva, rompen la polaridad sujeto-objeto. Es preciso enseñar a los jóvenes a estar en la naturaleza y a ser con ella, no sólo a comtemplarla. También se debería avanzar, sobre todo en el nivel universitario, desde los actuales procesos de conocimiento teórico, hacia fórmulas prácticas y comprometidas de inmersión de los estudiantes en el mundo real, de modo que parte de su proceso formativo lo realizasen allí donde se están dando los problemas ecolólogicos y sociales, afrontando in situ las cuestiones can-dentes del desarrollo contemporáneo.
Los procesos formativos necesitan incorporar una concepción integradora de la Ciencia, el Arte y el Desarrollo Sostenible. Hay que promover desde la educación una nueva mirada, fundamentada en la ética y la estética, que nos permita enriquecernos como personas, tener una visión global del mundo, y perfilar las nuevas necesidades económicas, sociales y culturales de todos los habitantes del planeta, lo que implica, entre otras cosas, un proceso de desmaterialización en el Primer Mundo.
La mirada del niño, del discapacitado, del inmigrante, del otro... pueden enriquecer la visión de la ciudad, de forma que ésta sea un lugar para el buen vivir. Los niños pueden ser considerados como excelentes indicadores ambientales. Ellos son actores de la vida en comunidad, que reclaman de la ciudad seguridad y belleza. Una sociedad que es buena para los niños es buena para todos. Una ciudad que permite que los niños jueguen en sus calles, vayan caminando al colegio, disfruten sin riesgo de los espacios comunes, será sin duda una ciudad sostenible.
Las posibilidades de un cambio en las direcciones señaladas pasan no sólo por apuntar soluciones concretas, sino también por seguir imaginando escenarios futuros en los que sea posible una visión unitaria del mundo y del conocimiento, así como mayores aproximaciones a la sostenibilidad ecológica y social.
La reciente estrategia de la U.E. de desarrollo sostenible es una iniciativa de interés en la búsqueda de una referencia de futuro, que debe perfeccionarse y replicarse a nivel nacional, regional y local. La Cumbre de Naciones Unidas de Desarrollo Sostenible en 2002 en Johanesburgo debe ser un hito en este desarrollo y concluir con un Nuevo Pacto o Pacto Global Norte-Sur.
El Seminario consideró expresamente cuál debiera ser la función social de los pensadores e intelectuales, también de científicos y artistas, en un proceso de cambio hacia visiones integradas del conocimiento y modelos sostenibles de desarrollo. Hubo acuerdo en la necesidad de que se practique una Ciencia con consciencia y un Arte comprmetido. Respecto a los responsables de la acción política y social, se consideró necesario que se comprometan explicitamente a favor de estos cambios. Este posicionamiento favorecería el análisis crítico, situándolo en un ámbito público que contribuiría a su aceptación social.
En Torre Guil, Murcia,
a 29 de septiembre de 2001
Tomado de: http://www.ecoarte.org/manifiesto8.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario